Wednesday, August 5, 2015

La dama de oro: la mirada hacia atrás en la colaboración Nazi de Austria.



La película, “La dama de oro” con Helen Miren y Ryan Reynolds, está basada en la historia verdadera de María Altmann una superviviente del Holocausto. El pintor simbolista austríaco Gustav Klimt hizo un retrato de la tía de María, “Retrato de Adele Bloch-Bauer”  Esta obra modernista fue hecha de aceite y láminas de pan de oro sobre lienzo. El retrato fue confiscado por los Nazis después del Anschluss – la incorporación de Austria a la Alemania nazi en 1938. Más de cincuenta años después del final de la segunda guerra mundial se necesitó casi una década para que María pudiera retener la obra maestra. Para entender realmente que la película es algo más que un drama de sala de tribunal sobre quién es dueño de la pintura, alguna información histórica es necesaria. María ha estado en una rabia por la actitud de Austria después del Holocausto. El “Asunto de Waldheim” revela sucintamente esta actitud de negación de Austria. Kurt Waldheim fue Secretario General de las Naciones Unidas entre 1972 y 1981, y luego Presidente Federal de Austria entre 1986 y 1992. Durante su mandato como presidente, había una creciente controversia mundial que Waldheim había mentido acerca de su servicio en una división paramilitar del Partido Nazi y también había mentido sobre su servicio como un oficial en las SS. El gobierno austríaco decidió consultar a un comité internacional de historiadores. El reporte final declaró que Waldheim debía saber más de lo que estaba dispuesto a admitir. Gran parte de la controversia sobre Waldheim era que el gobierno rechazó admitir el papel de Austria en el Holocausto.  A partir de 1970 adelante Austria rechazó investigar a ciudadanos austríacos que eran nazis mayores. Austria se negó a pagar indemnizaciones a las víctimas de la persecución Nazi. El arte confiscado de judíos que vivían en  Austria seguía siendo propiedad pública. Waldheim y su esposa fueron declarados en diferentes países como personas no gratas. No se les permitió entrar en los Estados Unidos.  

Demandas mundiales de Austria a reconocer su implicación Nazi, siguieron aumentando durante la década de 1990. Demográficos habían  estado cambiando en Austria y Los Verdes un partido político ecologista y la generación más joven tenían más poder. Se aprobó una nueva ley en 1998, para facilitar el acceso a los documentos y para dar más transparencia en la restitución de las obras de arte saqueadas durante el período Nazi. Es en este tiempo que María comienza su causa judicial.

Ella vivía a en Los Ángeles y ha contratado a Randol Schoenberg un abogado inexperto joven cuya madre era su amiga. En la vida real hubo una diferencia de cincuenta años entre María y Randol. Ella cariñosamente lo llama Randy y lo trata como si fuera su hijo. Varios críticos de la película han comentado que Ryan Reynolds es un actor demasiado inexperto para actuar frente Helen Miren. Algunos han dicho que él  no es creíble como un abogado. Bueno, es que lo que era la interacción en la vida real.



Randy tiene una conexión más profunda a esta demanda que sólo un abogado. Él es judío y de ascendencia austríaca. Randy Schoenberg es nieto de Arnold Schoenberg y Eric Zeisl, dos compositores austríacos. María no había vuelto a Austria hasta el procedimiento judicial. Ella tiene tanta indignación sobre esta injusticia que rechazó hablar alemán. Un periodista de investigación en Viena, Hubertus Czernin, ayuda Schoenberg navegar a través del laberinto burocrático. Czernin fue el primer periodista para acceder a los registros en la Galería Austriaca en Viena. Él publicó una serie de artículos sobre la titularidad de cinco pinturas de Gustav Klimt. Los artículos dieron lugar a la aprobación de la Ley de la Restitución de Arte de Austria. En la película él representa el Nuevo Austria. No hay ninguna escasez de austríacos obstinados durante las escenas de los procedimientos judiciales. En la vida real  María Altmann dijo a los reporteros después de la exitosa decisión “Sin Hubertus, no habría habido nada.”

La película termina con María regresar a su casa en Viena, que en la actualidad es una oficina. Hay un recepcionista joven en un escritorio. Le dice que solía vivir en el edificio y le gustaría echar un vistazo. El nuevo austriaco a le dice que ella es libre de mirar alrededor. María estaba hablando alemán.